lunes, 9 de noviembre de 2009

Mitología.


Saturno devorando a sus hijos

Saturno devorando a sus hijos es una de las Pinturas Negras realizadas por Goya más desgarradoras y trágicas. Estaba situada en la planta baja de la Quinta del Sordo, en una sala que haría las funciones de comedor o salón principal. Se colocaba frente a los Dos Viejos y junto a Judith y Holofernes. Goya, igual que hizo Rubens en su Saturno para la Torre de la Parada, ha elegido el momento en que el dios del tiempo desgarra el cuerpo de su hijo para que ninguno pudiera destronarle. Pero Júpiter escapó al rito antropófago de su padre y consiguió acabar con su tiranía. Un espacio totalmente oscuro rodea la figura del dios, en la que destaca su deformidad y su rostro monstruoso. Es una magnífica representación de como el tiempo lo devora todo, una de las obsesiones del pintor. La restauración que sufrió la obra al ser pasada del muro al lienzo fue bastante libre y decepcionante, aunque hay que advertir que había perdido grandes zonas de pintura, sobre todo en los ojos. La mayor parte de los expertos coinciden en plantear que la avanzada edad de Goya motivaría una decoración en la que primaba la melancolía y la tristeza por el tiempo pasado, aunque también se hagan referencias al presente. Incluso se ha llegado a ver en esta escena una imagen de Fernando VII devorando a su pueblo.



El aquelarre.

Goya decidió decorar su casa en las afueras de Madrid, llamada la Quinta del Sordo, con una serie de pinturas al óleo que han pasado a la posteridad con el nombre de las Pinturas Negras. El Aquelarre estaba situada en la planta baja de la casa, en una sala que haría las funciones de salón comedor. Frente a ella, se situaba la Romería de San Isidro y en los lados cortos de la sala, junto a ella, también estaban la Leocadia y Judith y Holofernes. Es difícil saber lo que verdaderamente representa esta reunión de viejas mujeres con rostros bestiales que rodean supuestamente al diablo, al que vemos simbolizado como un macho cabrío. Podría ser una reunión de brujas en el momento de invocar a Satanás para presentarle a una neófita, la joven que aparece sentada en la zona derecha, en una silla y con las manos en los manguitos. Pero también podría mostrar una imagen de la mente del maestro, que bulle con sus fantasmas - las brujas y los monstruos variados - recibiendo, sin embargo, tranquilidad de su compañera sentimental - doña Leocadia Zorrilla, representada por la joven de la derecha -. Curiosamente, los cuadros que tiene la composición a sus lados representan claramente a Leocadia.Goya elimina todos los elementos ambientales para recortar la masa de personajes sobre un fondo pardo. En esa masa no diferenciamos a los individuos que la componen, destacando sus gestos y sus horribles rostros. La violenta pincelada aplicada, a base de manchas de color, refuerza la sensación de terror que inspira la composición. No cabe duda de lo extraño que resulta para el espectador comprender que este tipo de representaciones pudieran decorar una casa, por lo que los especialistas intentan encontrar algún elemento humorístico para explicar el conjunto.

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