lunes, 9 de noviembre de 2009

Los disparates.

Los disparates o Los proverbios es una serie (con toda probabilidad incompleta) de veintidós grabados realizados al aguatinta y aguafuerte, con retoques de punta seca y bruñidor, realizada por Francisco de Goya entre los años 1815 y 1823.

Se trata de la serie de estampas de más difícil interpretación de las que realizó el pintor aragonés. En ella destacan las visiones oníricas, la presencia de la violencia y el sexo y la puesta en solfa de las instituciones relacionadas con el Antiguo Régimen y en general, la crítica del poder establecido. Pero más allá de estas connotaciones las estampas ofrecen un mundo imaginativo rico relacionado con la noche, el carnaval, y lo grotesco que constituyen un enigma tanto estampa por estampa como en su conjunto. Los disparates constituyen la última de las obras gráficas grabadas por Goya, y se pueden datar en una horquilla temporal que abarca de 1815 a 1823, año en que el pintor abandona España.

Inicialmente (Charles Yriarte y otros) la serie fue vista como una continuación de Los caprichos y con las últimas estampas de Los desastres de la guerra, los llamados «Caprichos enfáticos». De hecho «disparates» y «caprichos» están relacionados semánticamente. Se insistió en la sátira política y social, aunque no se consideraban Los disparates en su condición independiente del aquellas otras series, y lo cierto es que el grado de fantasía, la presentación de escenas de pesadilla, el aspecto grotesco y monstruoso de los personajes que la habitan, al lado de su falta de lógica, hacen que esta obra deba ser considerada como un caso aparte, relacionada sobre todo con las Pinturas negras.

En el siglo XX, artistas de vanguardia de origen expresionista, como Paul Klee o Emil Nolde pusieron de relieve su absoluta modernidad, si bien las interpretaciones desde su concepción personal eran muy subjetivas. También se han intentado analizar Los disparates a la luz del psicoanálisis, enfatizando su carácter sexual y violento. Se ha propuesto también volver al título de «Proverbios» de la edición de 1864, y en este sentido se ensayó analizar la serie como la ilustración de proverbios o refranes, como sucede en la pintura satírica de los Países Bajos (como en Brueghel el Viejo y sus Proverbios flamencos).

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