lunes, 9 de noviembre de 2009

Autorretratos



Autorretrato de Goya

Es el primer autorretrato conocido del autor en el que se muestra de un modo directo e implacable sin ningún asomo de idealización. Se representa como un joven artista de largos cabellos, inconformista, a la expectativa, con el espíritu despierto y la mirada plena de decisión, ligeramente retadora. Los ojos aparentan estar algo hundidos, no en vano el rostro se ve en penumbra, resaltando los contrastes luminosos en una cara de marcados carrillos, doble papada y labios carnosos y sensuales. La cabeza, grande y firmemente asentada sobre un ancho cuello, denota vigor y expresividad, recortándose hábilmente sobre un fondo oscuro de leve irradiación luminosa que sugiere al tiempo entorno aéreo y espacio posterior. Todo ello queda acentuado por la larga melena en descenso, encima de una casaca sumariamente tratada. La libertad de toque deja suponer cierto grado de inacabamiento en los bordes de la tela, contraponiéndose a un soberbio volumen del conjunto, reforzado por las empastadas pinceladas que definen la frente y las mejillas valorando la efigie con calidades casi táctiles.

Fija la idea de un hombre en torno a los veintitrés a veinticinco años, poco amigo de convencionalismos, de carácter firme y genio vivo. El aura romántica, de origen barroco, que posee el autorretrato aleja al autor de los principios neoclásicos que comenzaban a imponerse en los círculos académicos y prefigura muchos conceptos que se harán patentes en numerosas creaciones en las décadas siguientes.


Autorretrato en el taller

Goya se nos muestra en este cuadro como un artista que nos mira seguro de sí mismo, mirando al espectador y mostrándose en su actividad vestido con una indumentaria muy moderna para la época. Viste tejidos ingleses, pantalón de rayas horizontales y jubón corto con bordados. El aparatoso sombrero se debe a que está preparado con un armazón para colocar velas, pues Goya gustaba terminar sus cuadros con luz artificial. La luz incidede pleno en una gran ventana situada al fondo, lo que matiza la calidad de la iluminación del cuerpo de la figura. Entre la ventana y él se puede apreciar una mesa camilla sobre la que hay recado de escribir y papel, lo que podría denotar el deseo de aparecer caracterizado como intelectual. La figura queda en sombra, lo que provoca un interesante estudio de los matices de color en su ropa y cara, un motivo habitual en el pintor aragonés.

En cuanto a la técnica Goya hace gala de una gran rapidez en la ejecución de manchas de carácter impresionista caragadas d epintura y sin precisar los detalles, como correspondería a un cuadro pintado por iniciativa propia.


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